UN PASEO SIN MAYORES PRETENSIONES TERMINÓ EN UN GRAN RAID PADRE-HIJO
Por los valles transversales del Choapa
Por Eugenio Márquez de la Plata
Con tanta pandemia, cuarentenas, manifestaciones, votaciones y estallidos lo único que quería era irme en moto con un saco de dormir y ya! Mi hijo Sebastián se sumó a la idea así que un viernes quedamos de salir para el Norte a las 17.00, por supuesto por pega, tacos y otros menesteres salimos dos horas más tarde, así que carretera San Martin directo a San Felipe para seguir a Alicahue y tirar los sacos por ahí. Cuando estábamos en Rinconada (Auco ) ya el sol se estaba yendo, plan B y decidimos alojar por ahí, cabañas Gui Gui en Rinconada, buenísimas ¡! Jaja, jamás pensé que alojaría en Rinconada. Cocinamos y unos buenos tintos con una buena conversa al lado de un potrero con alfalfa con olor a vacas, genial.
Temprano ya estábamos en Putaendo y tomando la cuesta a Alicahue, después El Sobrante, ¡me encanta ese nombre!, lindo está el norte chico, todo florido y verde, gozando de la libertad que tanto nos han coartado este año ¡!, Petorca, túnel las Palmas (ahora todo pavimentado) y seguimos camino a Illapel por una ruta archi conocida por los motoristas, túnel Curvo, túnel Las Astas, finalmente Illapel, bencina de rigor y por una ruta nueva ideada por Sebastián, hicimos una cuesta perdida pero maravillosa, con una vegetación increíble y verdor no común por esos lados. El sector se llama el Quiyallino y con una extensión de unos 30 y tantos kilómetros va a caer a la Reserva Nacional Las Chinchillas, qué paisajes y nadie a la vista, no nos topamos con ningún vehículo ¡! Qué fantástico ¡!, a todo esto en una de las paradas a tomar una foto mi Himalayan emitió un sonido extraño, como un desinflar de globo, bueno, le daba contacto a la moto y nada!! Uuuuh!!! Hasta aquí llegamos, pero recordé lo increíblemente sencillas que son estas motos y nada , la tiré en una bajada y partió al toque ¡! Obviamente nunca más la paré ¡!, de la reserva hay que volver como a Illapel y en un cruce engancha a la cuesta del Espino, la más larga del país según entiendo, se nota el poco transitar porque está muy mala, muy dura .
En la parte alta de la cuesta se ve la cordillera de Los Andes y las nubes de la costa, es la zona más angosta de Chile, unos 95 kilómetros. Comenzamos a descender viendo manadas de mulas y recuas de burros, cabras, cóndores, águilas y otros pajaritos, todo lleno de flores y todos, pero todos los cactus florecidos, un espectáculo único. Nuestra idea era hacer campamento al pie de la cuesta , en un estero que hay ahí , lamentablemente estaba seco, nuevamente plan B. En la noche anterior había conversado por teléfono con Giorgio de Gavardo padre y le comenté del viaje que estaba haciendo con mi hijo, él con la generosidad que lo caracteriza me comenta que llame al Sherpa si necesitáramos algo (obviamente lo llamó y le contó que posiblemente nos comunicaríamos), Sherpa era amigo de Carlo y zonal de esos lares!! . Antes de llegar a Combarbalá y en una bajada, paramos y lo llamamos, nos recomendó el hotel Apuwara, muy bueno y recomendable!! Nuevamente alojamos en un lugar que normalmente uno pasa por ahí , Combarbalá fue toda un sorpresa, rico hotel, lindo centro con casas antiguas, una iglesia imponente y muy nortina. Una agradable caminata y nos fuimos al Pub Crup Chups donde le pusimos a unos buenos chops y unos tremendos completos!. Una buena conversa, que es un privilegio viajar con un hijo y tener esas instancias de conversación ¡.
Día siguiente buen desayuno (marraqueta de pueblo con huevos revueltos) y andando camino a Canela Alta, antes de llegar, cuesta Matancilla, muy muy angosta y perdida, preciosa, tierra of course! , en un lugar paro a sacar unas fotos y definitivamente la Himalayan no quiere partir!!! Pero qué importa, tenía toda una cuesta para tirarla para abajo y nada , chuu , fregamos ¡! Vamos sacando asiento, revisando claves , etc etc y nada!!, ya resignados, pensando qué hacer, mi hijo se da cuenta que el botón on off está en off!!!! partió al toque ¡!! Mira que con tantos años de circo no pensé en ese detalle ¡!!! , quedé en deuda con Sebastián ¡!! Ya nomás , y seguimos a Mincha Sur por unos caminos de esos inolvidables ¡! Llegando finalmente y literalmente por los cerros a Huentelauquén, empanadas de queso, juguito de papaya y un queso para la casa y rumbiando al sur, a la capital . Como siempre y en resumen un viaje maravilloso con un patner de lujo y sin contratiempos, qué más se le puede pedir a la vida ¡!
Pd. La pana de la Himalayan fue la batería.